En Francia, murió un conductor de autobús tras ser brutalmente agredido por unos pasajeros después de pedirles que se pusieran cubrebocas para respetar las normas de la lucha contra el coronavirus.
La agresión, y el posterior anuncio de su muerte desató indignación entre sus colegas y entre los políticos. El primer ministro Jean Castex aseguró en Twitter que “la justicia castigará a los autores de este crimen abyecto”.
Dos hombres de 22 y 23 años, sospechosos de haberle propinado la paliza, fueron acusados y encarcelados. En tanto, dos presuntos cómplices también fueron detenidos posteriormente, acusados por “no prestar ayuda a una persona en peligro”.